viernes, 21 de agosto de 2009

Nómada


El tiempo parece burlarse de ti cuando estás de viaje. Las horas silban en tus oídos al pasar por tu lado, siempre con prisas, como el conejo blanco de Alicia. Sin embargo, basta que te detengas a contemplarlas para que se devanen en un millar de hebras multicolores, cada una con un matiz y una tonalidad diferentes: “¿cómo ha podido suceder todo esto en tan poco tiempo??” En definitiva, cobran vida, te sumergen en un estado atemporal y manejan a su antojo los espacios infinitos de tiempo que las contienen; un solo día puede guardar en su haber todas las modalidades de color, música y emociones existentes en este mundo que habitamos… ése que sentimos tan grande hasta que nos decidimos a recorrerlo.


Echaba de menos esta sensación, percibir como todo se transforma a tu alrededor: las ciudades, sí, pero también las personas, los sonidos, los olores; el mismo aire que te rodea ya no es igual, aunque se encuentre compuesto de los mismos elementos. Y sin apenas darte cuenta, también muta la manera en la que ves lo que te sucede. Los problemas que te preocuparan antes de partir se disuelven como diminutos puntos en el horizonte. Tal vez ni siquiera te esperen cuando regreses, ya que el cambio de perspectiva suele transformarlos también a ellos y asignarles el tamaño que realmente les corresponde –y que suele ser mayor que el que sus dueños les damos-


Es en este tipo de ocasiones en que mi alma, que nació nómada aunque nunca me lo haya querido confesar, se siente completamente libre para volar a su antojo, para ampliar su visión del mundo y los seres que lo habitan, para buscar alimento.


París… un gran alimento para los sentidos. Nada en París es insulso ni pequeño, nada en París es gris ni se encuentra triste sin saber por qué. Todo es grande, todo está pintado en blanco y en láminas de oro que refulgen bajo la luz de un sol complacido, un día más, de reflejarse en el Sena. En París todo brilla y canta y te guiña el ojo, desde las estatuas que adornan la entrada al Louvre hasta los cientos de personas que pueblan las escalinatas a Montmartre; pasando por la Torre Eiffel cuando anochece, la plaza de los pintores que te llaman “Carmen” cuando se dan cuenta de que eres española… ni tan siquiera las gárgolas que moran en Notre Dame se ven tan lúgubres como las de otras catedrales. Más bien parecen sentirse orgullosas de que ellas y sólo ellas tienen la suerte de ser parisinas.


Claro está que nueve días dan para mucho, por lo que también tuve la oportunidad de recorrer otros parajes cerca de la capital, como la Bretaña francesa con sus monasterios, sus ciudades que desafían al paso de los siglos, sus cientos de leyendas sobre caballeros y corsarios…


Aunque ¿sabéis que fue, probablemente, lo mejor de todo? Regresar a casa y encontrar que nada había cambiado; y ver a mi familia, y a mi perro, tan nervioso tras más de una semana sin su dueña que, en su emoción, no sabía hacer otra cosa que estornudar una y otra vez…


De vuelta a la realidad, sí; pero quizás lo más valioso que aprendes al viajar es que no existe una sola realidad, sino tantas como personas, lugares y momentos. Aunque sólo sea por tener conciencia de algo así, no me cansaré de repetir, una y otra vez… que merece la pena.

8 comentarios:

HADALUNA dijo...

Qué envidia más insana, niña.
Que algún día iré yo a París, que tengo yo esa espinita.

Me alegro mucho de que hayas disfrutado de tu viaje, aunque como tú dices, se te haya pasado rápido.

Besitos de fin de semana.

Edu dijo...

Conoci Paris, en el 2001 y me parecio el sitio perfecto de existencia de un poeta. Paris seria mi mejor exilio de letras en el barrio latino.
Un Saludo.

Blanca dijo...

Hola Iliys...me da trabajo escribir tu nombre,Illystil, ya, pues de París has dicho poco, pero me gusta tu forma de expresar sobre el tiempo y tu adorado perro que te extrañó, el mío llora, no lágrimas, lamentos bucales interminables cuando lo dejo solo medio día. es conmovedor como expresan su amor, son lindos.Gracias por venir a mi blog. Nos seguimos leyendo, ya estás en el "diario vivir" le llamo yo.Mucho gusto en conocerte.

Calvarian dijo...

París es París...Parece que el viaje ha sido genial y el regreso lo mismo. Ha merecido la pena pues. Bésix

Amapola Psicovisceral dijo...

Sí sí, parís parís. todo ya está dicho, y sin embargo nunca será suficiente. es la única ciudad a la que uno sabe que antes o después tiene que ir, y que tiene que volver.

Y sin embargo, ni siqueira hace falta un parís para ser feliz. Como tú bien dices, sólo de lo más pequeño se saca siemrpe lo más grande!

Me alegro d eque hayas disfrutado!!!!

besitooos

Rembrandt dijo...

París debe ser uno de los lugares perfectos de este mundo, lo tiene todo: belleza, historia, glamour, bohemia, cultura ... etc. por ende que lugar maravilloso elegiste para tus vacaciones , que más se puede pedir?
Me alegro mucho que lo hayas pasado tan bien, acaso podía ser de otra manera??

Besos para tí.
REM

RR dijo...

Ay corazón!!

Por fin, unas horas libres para poder dedicarte el tiempo que requieren tus escritos, no por lo extensos que tb...jjjjjj, si no por su gran contenido que sinceramente bien merecen un comentario de texto.

El tiempo y las prisas muy bien enlazado al cuento de alicia que sinceramente siempre me estresó, pero el simil es total.

La sensualidad que haces sentir en los repliegues de tus letras, dificilmente puede dejar indiferente a alguien...esa mezcla de luz, sonidos, colores,es preciosa y más en París, pero tu la realzas con tu forma de scribir.

Según iba leyendo, te iba recreando en un tren que pasa rápido y tu apoyada en esa ventanillade tren, viendo el tiempo pasar y permitiendote, tomar distancia de las cosas y de las personas hasta poder llegar a minimizar problemas anteriores.conlo cual solo por eso balance positivo de tu encuentro con Paris...

Me gusta sentirte nómada, pero a la vez muy anclada atus raices y atu gente y la bonita sensación que describes cuando llegas a casa y todo sigue igual

La reflexión final es brutal y estoy muy de acuerdo con ella..

te quiero mi niña y te regalo un beso nómada, pero regresando de vez en cuando a tu mejilla....vamos beso juguetón...

A traves de ti, he conocido esta pasada de música, iba por ti...

La de la foto es mi niña, que se apunta a un bombardeo.

Eres muy única mi cielo....

Illystil dijo...

Hola Hadaluna: te recomiendo que vayas a la mínima oportunidad, no te quedes con esa espinita. Gracias.

Hola Edu: París es el exilio perfecto para un poeta, sí señor.

Hola Blanca: es que es tan tierno ver como tu mascota te ha echado de menos... también los demás, evidentemente :) pero sabes que un animal no es capaz de fingir, ni de exagerar, y quizás por eso para mí significa tanto...

Hola Calvarian: ha merecido la pena con creces. Además, necesito viajar al menos un par de veces al año, si no me entra el mono :)

Hola Juls: sí, quizá esté ahí la clave, en saber disfrutar cada pequeño placer de la vida, con o sin París.

Hola Rembrandt: gracias guapa, sí que es una ciudad que tiene muchas cosas por ver y disfrutar. ¡Y eso que no las vi todas!!

Hola Rosita: casi me has hecho el comentario de texto ¿eh? :D Lamento decepcionar tu fantasía, pero el viaje fue en avión, y de una ciudad a otra en autobús. Aún así, me alegro de que mi escrito te hiciera soñar. Y sí, una de las mayores ventajas de viajar es el cambio de perspectiva y lo positivo que ello conlleva... Un beso guapísima

Un besote a tod@s y muchas gracias :)