miércoles, 24 de diciembre de 2008

Mi noche de estrellas


Una vez alguién me dijo… no recuerdo quién, una de tantas voces en mi pasado… que si te escapas de puntillas al aire libre en una noche despejada, miras al cielo y, escogiendo una estrella de entre tantas que lo salpican, le pides un deseo, es tan seguro como que la noche sigue al día que te será concedido.


Y yo lo creo, lo creo sinceramente. Al fin y al cabo, los cuerpos celestes no se ven contagiados por los temores, las envidias y las miserias que hacen a nuestra especie conceder y negar los favores a capricho de las emociones del momento. Son seres acostumbrados no a existir, sino a ser; no a lo efímero de la vida tal y como nosotros la conocemos, sino a la magnificencia del Universo, donde la constancia y el equilibrio rigen sus propias coordenadas y los suspiros se miden por eternidades. Por tanto, bien pueden permitirse mostrarse benevolentes con esos mortales que viven, aman, se pelean y crean y destruyen civilizaciones enteras en el tiempo que ellas tardan en dar una vuelta a su órbita.


Así pues, me dispongo a pedir un deseo en esta noche estrellada. Y, sin embargo, son tantas las cosas que he deseado, y de las que luego me he retractado, a lo largo de mi vida… ¿qué podría pedir yo ahora, segura de que no me arrepentiré poco más adelante y maldeciré la hora en que se me ocurrió salir a la noche a pescar estrellas (¡y con el frío que hace, además!)?


Quizá mi único deseo, ahora, es desear; y agarrar mis verdaderos deseos, fuerte, con ambas manos, sin miedo a intentar conseguirlos, segura de no fallar… de que si los desoigo, me habré resignado, una vez más y perdida en mil embrollos de los que ni siquiera sé por qué me importan, a sobrevivir en vez de a vivir.


Sí, eso quiero, vivir de verdad, no fingiendo que vivo, dejando simplemente pasar los días; no a tientas o a media voz. No como si tuviera miedo de que los demás se dieran cuenta y me reprendieran por ello. Debo hacerlo, ya que lo único cierto es que un día moriré, haya sacado o no provecho de mi existencia. Entonces de nada servirá que me arrepienta de los besos que no di, de los sueños que dejé pasar, de todas las veces en que ví llegar mi oportunidad y no dí un salto al vacío por miedo a caer… de todas las veces que me preocupé por asuntos sin importancia, por un futuro que llegará de todas formas, por minucias que no me han regalado ni un minuto de felicidad.


Deseo los deseos que gritan en mi interior desesperados, los que existen dentro de mí desde mucho antes de que supiera ponerlos en palabras. Aquellos que forman parte de mí tanto como puedan hacerlo mis entrañas, mis pulmones o mi corazón. No quiero por más tiempo los que la vida me ha enseñado a desear, los que a todos se nos ha enseñado que son correctos. Ésos que nos prometen felicidad y seguridad a cambio de una vida entera con prisas, con estrés, haciéndonos daño los unos a los otros y sin sentir nunca un asomo de emoción verdadera. Cuando creemos, finalmente, que tenemos en nuestras manos estos deseos de plástico, de pacotilla, se escurren como polvo entre nuestros dedos, sin que nadie sepa nunca dónde quedaron. No quiero más espejismos de felicidad material, de supuesto triunfo, de poder… siento que la dicha verdadera está a mi alcance y al de todos, más cerca de lo que creemos si no lleváramos tantas vendas en nuestros ojos, tejidas de prejuicios acumulados a base de los años.


Deseo ser yo misma, no la persona que espero ser, ni la que los demás esperan que sea… ni mucho menos la que durante tanto tiempo he esperado ver reflejada en los ojos de quiénes me miraban. De forma estúpida he esperado que otros me vieran cuando yo he sido siempre la primera en estar ciega a lo que guardo en mi interior…


Deseo que todo cambie en cuanto a mi forma de ver lo que me rodea, y a la vez, ser más auténtica que nunca con respecto a lo que se encuentra dentro de mí; tener el valor de mostrarlo, de poner en práctica las promesas que esperan pacientes en el fondo de mis pupilas.


Deseo salir al mundo como si me esperara una vida nueva, una vida que, sin haber cambiado, siempre haya sido como yo la soñé. Deseo que hoy sea el fin del ayer… el comienzo de todo.



¿Sería eso posible, mi querida estrella?

3 comentarios:

Edu dijo...

Nuestras vidas, solo son un pestañeo de las estrellas, en su siguiente parpadeo, solo quedara de nosotros las ruinas de nuestras cenizas, quizas por eso deberiamos valorar mas lo efimero y no buscar lo eterno.
Saludos.

Sergio Fernández dijo...

Hola María, soy Sergio, acabo de leer esta nota tuya, que independientemente de la valía literaria que posee, que es mucha, contiene la grandeza que hace que los seres humanos miren de tú a tú a las estrellas, a pesar de ser infinitamente pequeños y leves en el tiempo respecto a estas, a pesar de que el murmullo de nuestro corazón no suponga más que un latido imperceptible frente al rugido atómico de cada fusión de hidrógeno y helio de sus enormes y poderosos núcleos incandescentes.
Ellas nunca sabrán que existen, nosotros sí. Poseemos el don de la libertad, muy limitada en el espacio y en el tiempo, pero no en los sueños, ni en el poder de nuestra mente. Somos lo que pensamos que somos, ni más ni menos, y tú tienes el don de pensar por ti misma. Te felicito.
Un beso

RR dijo...

GUAPA!!!

Creo que hoy empezó tu HOY....el día que creaste este pos le dijiste adios al ayer....

Quiero tenerte a mi lado auténtica, sin prejuicios, manifestándote tal y como eres, no quiero de ti disfraces, ni máscaras superfluas que no me dejen ver tu belleza....la interior....

Grítale a la vida que te vas a sumergir en su inmenso lago, con sus peligros y con sus regalos de flores acuáticas que puedas en su fondo encontrar.....

Grítale a la vida que quieres vivir....que darás los besos que no diste y que soñarás y vivirás los sueños que soñaste y x ser quien no deberías ser no lo hiciste...

Libertad es lo que pides, y tu eres su dueña, liberala de sus cadenas....te das cuenta de lo paradójico.....

Te felicito por querer luchar por lo real, lo auténtico, lo profundo....

Te felicito por querer ser tu, es el primer paso para conseguirlo, y te puedo decir desde la experiencia del día que hice lo que tu hoy le pides a las estrellas, que es lo mejor que he hecho en mi vida....

De todas formas si el camino se te presenta en algún momento arduo....no dudes ni por un solo instante en venir a mi....te prometo que estaré...

Hay una estrella que hoy no se si te ha concedido el deseo pero de lo que si estoy segura es que me ha unido a ti....

CAMINAMOS JUNTAS TE APETECE???